martes, 10 de enero de 2012

RESPUESTA DE UN CIUDADANO A TIMOCHENKO


El Jefe de las FARC le ha escrito al Presidente de la República, me permito a titulo de metido, a quien nadie ha llamado, a darle respuesta en nombre de los ciudadanos, entendiendo que el destinatario es el representante de la nación y que todos somos parte de ésta nación llamada Colombia.

El solo título no permite dejarlo pasar. Oiga Timochenko, sin mentiras, sin mentiras, en serio, SIN MENTIRAS!!! Ese sería un buen propósito para ustedes en éste 2012. Y es que los Colombianos estamos cansados de muchos de los personajes de nuestra sociedad que ostentan legal o ilegalmente algo de poder, se caracterizan por ser mentirosos, ladinos y tergiversadores; y entre más, mejores, según ellos. Por eso para el 2012 queremos los ciudadanos que las autoridades y quienes presuman de algo de representatividad o poder, aunque sea espurio, se comprometan con la verdad. No más falacias, no más engaños al pueblo colombiano.

Increíble que un representante de la más recalcitrante guerrilla pro Sovietica, hable de religión. Increíble que un líder de un grupo que añora a la URSS, Estado al que ni los rusos ni los congelados Siberianos se atreven siquiera a recordar, quiera denotar algo de espiritualidad. En fin, al grano: No es la desobediencia el pecado original, es la prepotencia y el orgullo, el mismo del que adolecen todos los que portan una arma y someten por la fuerza a los ciudadanos Colombianos, llamense guerrilleros, autodefensas, pandilleros, urabeños o como les de la gana. Además: a quienes asesinan, secuestran y amenazan, es al pueblo colombiano, los encomenderos no sufren, solo se adaptan. El pueblo colombiano somos nosotros, señores!!! sus hermanos. Ustedes omnipotentes violentos, riñen con el 99.9% de nosotros, no escuchan nuestro grito de paz, ignoran nuestros justos reclamos. Sin duda necesitamos grandes cambios, pero hay otras formas de hacer las cosas, con seguridad, más justas y validas.

La verdad esencial si es única, verbo y gracia: la vida, ella no depende de nada y su verdad no tiene que ver con quien apriete el gatillo, ni siguiera contra quien se apriete, ella vale perseculum seculorum. Todo ser humano merece y tiene derecho a vivir, nadie puede arrebatarle dicho derecho, ni siquiera quien se cree iluminado por el materialismo dialéctico.

Reconocemos que nuestros medios de comunicación son arrodillados al corporativismo y al modelo imperante, pero algunos dentro de los medios opinan diferente, pueden hacerlo y a través de la Internet cada vez somos más los que podemos hacernos oír y demandar cambios civilizados sin ser esclavos del sistema. Además no queremos para nada un modelo comunicacional como el Venezolano actual o el Iraní, lleno de cortapisas y prohibiciones, plagado de censura.

Lo que le pedimos y exigimos a ustedes los ciudadanos colombianos desde hace mucho rato, no es sentarse a hablar, sino dejar de matar, extorsionar, secuestrar, poner minas antipersona, emboscar, …. esperamos que las voces, cada vez más creíbles a las que hace usted referencia, no sean politiqueros oportunistas otrora cuestionados por hechos inmorales e ilegales o simplemente lambiscones de turno o arrodillados a la violencia. Un nuevo Caguan en nuestro país es imposible e inconcebible. Más que sinceridad y verdad, deseamos que ustedes no sigan haciendo violencia, no solo por el deber de proteger derechos fundamentales en una sociedad civilizada, sino también para que quienes no estamos de acuerdo con el modelo corporativista y consumista posmoderno, que se nos pretende imponer, podamos oponernos con vehemencia sin llegar a ser confundidos con matones y destructores. Sin lugar a dudas cada vez serán mayores y más fuertes los movimientos ciudadanos en contra de violentos como ustedes. Los Colombianos estamos cansados de soportar tanta barbarie y violencia.

No puede la guerrilla pretender que la autoridad del Estado mediante sus fuerzas militares o los ciudadanos del común, podamos ejercer el derecho a exigir la libertad de personas, a quienes ustedes tienen sometidas a torturas y secuestro desde hace décadas. Pretender culpar al ejercito o a movimientos ciudadanos de su asesinatos, no los engrandece, ni los hace adalides de la verdad que propugnan, ni les servirá como razones para no ser llamados testarudos o mentirosos. La ruleta rusa a la que ustedes juegan, causa solo dolor y pesar en nosotros los ciudadanos del común.

Los colombianos llevamos más de cinco (5) siglos de sufrimientos y oprobio a manos de encomenderos y “caciques” violentos, supuestamente populares éstos últimos, pero lo triste, en muchas ocasiones éstos últimos, más sanguinarios y depravados que sus opresores institucionales. (perdón a mis hermanos indígenas por utilizar la palabra cacique pero lo hago en sentido figurado).

Rogamos para que el Espíritu poderoso de la paz y la verdad de Cristo se impregne en sus corazones de todos los violentos a los que sufrimos hoy en éste paraíso terrenal llamado Colombia. Por eso con toda claridad le devolvemos a usted, líder con apodo extranjero, y a todos sus compañeros de lucha, la cuestión: ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras al pueblo colombiano, gentes en su mayoría mansas y pacíficas?

Muchos Colombianos reclamamos que nuestra biodiversidad sea reconocida como nuestra verdadera riqueza y que se proteja a nuestro país de los deseos codiciosos de las grandes corporaciones y sus nuevos colonialistas, pero también estamos en contra de cualquier tipo de violencia contra nuestros hermanos. A ustedes pro Sovieticos, sociedad comunista en nada ejemplo de la ecología, no les queda para nada ahora, volverse ecologistas por conveniencia, cuando antaño han dinamitado oleoductos, contaminado rios y mares, propiciado la destrucción de la selva para sembrados con fines ilícitos… Tampoco pueden ustedes pretender ser los defensores de nuestros hermanos indígenas, a quienes ustedes igual que los encomenderos de turno, también han arrinconado, violentado y asesinado. Ustedes al igual que las transnacionales y los encomenderos, han expulsado a nuestros hermanos de sus tierras, los han arrinconado y sometido a sus intereses. Por eso se dice que los dos extremos, trabajan al final, con un mismo propósito, diferenciándose solo en sus métodos y en la forma de hacerlo.

No nos sigan pues, desterrando de nuestro paraíso Colombia, no sean más ustedes el instrumento de la maldad, la destrucción y la muerte en nuestro país, vuelvan a la vida civil y construyan sus sueños de una mejor sociedad a través de métodos y formas civilizadas y pacificas; luchen a través del amor y la verdad y no sean más soldados del odio y la opresión. Ayudenos a retomar el camino de la gran Colombia, pero no a través de la violencia sino de la verdad y la paz.

Juan Carlos Arbeláez León
Ciudadano Colombiano.

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