viernes, 10 de diciembre de 2010

COLOMBIA - LLOVER SOBRE MOJADO


Cerramos el año inundados!!! Nos llegó la Navidad "con el agua al cuello".

Y lo peor, es que fue una sorpresa para todos, incluso para los “expertos” que nos gobiernan; los cuales no obstante las serias advertencias que se hicieron por algunos científicos desde comienzo del año, sobre la proximidad del fenómeno de la niña, al llegar éste hecho anunciado, se convirtió en tragedia y tuvo que declararse el estado de excepción.

A nuestros lideres les parece sorprendente que luego de talarse indiscriminadamente los árboles, desviarse los cauces de las quebradas en las laderas, y construir irresponsablemente en ellas, estas se vengan abajo y arrasen con la pequeñez de las construcciones humanas. Desconocen ellos que la naturaleza no sabe de economía, que para ella es intrascendente que el metro cuadrado en un lugar de ladera esté al alza y se hubiese vuelto un negocio importantísimo para constructores, burócratas, inversionistas y habitantes.

Parece que nuestros líderes no sabían, aún, que las riberas de las quebradas y de los ríos se deben proteger y que sus zonas aledañas deben estar protegidas con vegetación. Ignoran éstos las propias normas jurídicas consignadas en el código de recursos naturales colombiano, y lo peor es que creen que con su ignorancia estas no tienen validez y que la naturaleza no les cobrará sus irresponsables actos.

Parece que estos genios, no se habían enterado del cambio climático, o a lo mejor si, pero lo consideran un problema ajeno y extranjero. Ignoran que todo esta interrelacionado en nuestra naturaleza y lo que hagamos en una parte de nuestro planeta tiene consecuencias allí mismo y en otros lados. Están tan perdidos, que nuestro presidente de la República, se excusó de asistir a Cancún, a la conferencia sobre el cambio climático, debido a la emergencia invernal, Si!!! no es un chiste!!! … Que paradoja!!!

En nuestro país no hay memoria ni conciencia ambiental, creen la mayoría, que esto es un tema de románticos o melancólicos molestos, creen que lo ambiental no tiene que ver con ellos, y solo se despiertan a lloriquear o se rasgan las vestiduras, cuando se viene encima una catástrofe anunciada; pero lo hacen por poco tiempo, ya que en unos meses, cuando llegue de nuevo el sol, se olvidarán de este molesto tema y seguirán ignorando los efectos perversos de nuestros actos, seguirán talando los árboles en las laderas, continuarán otorgando licencias a diestra y siniestra, no cuidarán las riberas, seguirán actuando irracionalmente, continuarán construyendo a espaldas de la naturaleza con fines netamente económicos. Todo esto y más, hasta el próximo invierno, en donde todos nos volveremos a sorprender y a preguntar porque Dios permitió una cosa tan horrible en nuestro país, le echaremos la culpa a Él por todas nuestras incompetencias, consolándonos con la frase: “Dios lo quiso así”

Se que lo que digo es llover sobre mojado, pero debo hacerlo. No nos hemos podido enterar donde están nuestras riquezas, no hemos podido identificar como país, cuales son nuestras potencialidades, no hemos sido capaces de aprovechar todas las ventajas que nos dieron. Por el contrario, vivimos en contravía de todas ellas, creemos hoy en pleno siglo XXI, que los mejores negocios son la minería o los monocultivos depredadores de moda.

En el país se cree que el mejor negocio de Colombia es la minería. A los nuevos tecnócratas, profetas del desarrollo colombiano, que luego de su paso por cargos importantes locales sueñan con engrosar la alta burocracia internacional en el BID, Banco Mundial, ONU, OEA,OMC, … o mínimo en alguna Universidad extranjera; a ellos, no les importa que la explotación de carbón en la costa Atlántica contamine nuestras costas, destruya nuestras playas, empobrezca nuestros mares, impida el turismo, o atente contra nuestra riqueza más preciada en el Caribe: La Sierra Nevada de Santa Marta. No..., lo importante es surtir de carbón a nuestros clientes internacionales, los cuales se hacen los ciegos respecto a las perjudiciales condiciones de explotación, transporte y embarque, pues deben sobrevivir a sus helados inviernos o deben continuar produciendo alocadamente en sus industrias humeantes para suplir las necesidades artificiales de sus ejércitos bien adoctrinados de consumidores insensatos, dentro de los cuales obviamente estamos nosotros como importadores de bienes de consumo y bienes de “alta tecnología”.

También esos mismos personajillos de nuestra comarca, destacados en todas las revistas de economía y de la farándula criolla, consideran una bendición el nuevo boom del oro y reabren licencias de explotación de minas abandonadas y confieren nuevas licencias en sitios otrora protegidos, e invitan a empresas extranjeras a que traigan su tecnología depredadora y su avidez por el oro, para que inviertan en el País e instalen su “nueva industria”, que en el pasado ya nos esquilmó, para que contaminen nuestras aguas, destruyan las selvas y bosques, o por medio de explotaciones a cielo abierto destruyan centenares de hectáreas con daños irreparables. Lo importante es seguirle la corriente a los especuladores de las Bolsas Internacionales, los cuales después de quebrar el sistema con su juego alocado a través de las hipotecas y papeles basura, ahora se refugian en bienes más concretos pero igual de ilusos y peligrosos, ahora quieren jugar y enriquecerse con la especulación a través de minerales como el oro, la plata o el petróleo. Lo importante, para estos profetas de una desgracia anunciada, es permitir la “inversión extranjera”, lo vital para nuestro Estado y Gobierno de turno y de siempre, es recibir esos dólares caprichosos de la minería, así se provoque la llamada enfermedad Holandesa, así se afecte al sector productivo; pues esta vez, esa intervención foránea "si nos sacara de pobres", esta vez no solo nos esquilmarán ni enriquecerán solamente los burócratas afortunados de turno, sino que esta vez si construiremos la infraestructura necesaria para nuestro desarrollo, construiremos para nuestra gente viviendas de interés social adecuadas y dignas en sitios idóneos, esta vez si emprenderemos el desarrollo turístico, esta vez si invertiremos en la educación de nuestros ciudadanos, bla, bla, bla….

Además de adorar la minería, ven nuestros expertos otro renglón importantísimo para el "crecimiento" en la agroindustria con monocultivos administrados en forma convencional, siguiendo los mandatos de las multinacionales de químicos, de semillas y del comercio. Impulsan éstos, a inversionistas extranjeros y a los nuevos encomenderos nacionales para que se apoderen de tierras hasta hoy baldías o de ricos lugares “subexplotados” o de maravillosas zonas ecológicas, con el fin de que instalen allí su nuevo modelo de desarrollo depredador. No les importa las consecuencias en el ambiente, ni la destrucción de delicados sistemas ecológicos. Su única mira es pretender hacer funcionar a la naturaleza como a una fabrica, buscando la máxima tasa de retorno, embarcándose en una experiencia delirante de cultivar especies que producen biocombustibles o frutas homogenizadas por el mercado o de construir factorías de producción de carne emulando las atroces fabricas de carne bovina, porcina y aviar del estilo norteamericano, con extensos sembrados paralelos de soya y maíz transgénicos. No les importa destruir y convertir las zonas más ricas en biodiversidad del planeta en huéspedes de los agroquímicos y los organismos genéticamente modificados, pues tienen la justa causa de la rentabilidad económica. Las tierras rescatadas de la violencia, en las que habían unos destruido la naturaleza para sembrar coca o amapola, ahora serán dedicadas a monocultivos de moda, necesarios para la sociedad posmoderna, la cual pretende homogeneizar y masificar los gustos y expiar sus culpas por la destrucción provocada con los combustibles fósiles, impulsando los monocultivos sostenidos con la industria petroquímica. Es decir más de lo mismo, pero distinto en la forma de presentación.

Seguimos en Colombia repitiendo nuestra historia, no salimos del laberinto en el que quedamos inmersos hace más de quinientos años, seguimos perdidos buscando un dorado artificial, cuando estamos inmersos en un dorado natural, en un Paraíso terrenal, el cual pretende ser destruido por la nueva serpiente posmoderna, disfrazada de progreso, tecnología y riqueza ficticia.

Nuestros líderes son más ciegos que sus súbditos, padecen de ceguera crónica unos y otros de ceguera amañada y marrullera. La ceguera de nuestros líderes llega a tal punto, que es contagiosa y contamina a los nuevos políticos que pretenden cambiar el estado de las cosas. Ello ha llevado en los últimos tiempos a una de las más grandes irracionalidades políticas, solo aquí vistas, creándose en nuestra tierra, el único partido político verde del mundo que no es ecológico y para quien lo ambiental no es prioritario, no obstante la abundancia y la exuberancia natural que reclama a gritos un protector o por lo menos un vocero decente.

Es por todo esto, que en esta Navidad, le pido al niño Dios, que en nuestro país por fin escampe y podamos salir todos a ver la luz y encontrar nuestro verdadero dorado, anunciado desde hace rato por algunos visionarios, la mayoría extranjeros, maravillados con la inmensidad de nuestro verde y nuestra riqueza natural desbordante. Pido que podamos reconocer la sabiduría de nuestros primeros pobladores y encontremos el camino todos, en la abundancia y en lo real maravilloso.

JCAL