jueves, 15 de enero de 2009

JUDIOS VS PALESTINOS - ¿GUERRA DEMENCIAL DE FACIL SOLUCION?


Lamentablemente el mundo ha tenido que soportar una amarga navidad de cuenta del conflicto palestino-israelí. ¿Que pasa? ¿Porque continúa el hombre en medio de esta barbarie?

Abraham el patriarca de todos, un hombre maravilloso símbolo del líder de tiempos remotos, fundó una humanidad, que tal como se lo prometió Dios, es más numerosa que las estrellas del cielo o las arenas del mar. Ese gran hombre tuvo dos hijos, uno con Agar, ante el temor de quedarse sin descendencia y otro con su esposa Sara.

Al presentarse los primeros conflictos de celos entre sus madres y la latente dañina competencia entre sus hijos, opta Abraham por retirar a su hijo Ismael de su grupo y lo envía a otra zona junto con su madre. Resulta que este niño, es el padre o uno de los padres del pueblo que posteriormente bajo las revelaciones de Dios a Mahoma se convertirá al Islam.

El otro hijo consentido, obviamente por su madre Sara, llamado Isaac, es el padre de Israel. A partir de este niño crece y prospera todo el pueblo judío.

Ambos niños fueron bendecidos y protegidos por Dios, ambos entrañables a los ojos de Dios, pero lamentablemente sus descendencias con pésima memoria, por olvidar que vienen del mismo padre Abraham, lo cual los acerca en sangre, en espíritu y en propósitos esenciales comunes.

Ismael no es un paria, ni un desposeído, ni un abandonado de Dios, basta con leer el pasaje en el cual su madre Agar a punto de morir con su niño en el desierto, luego de haber tenido que dejar el grupo de Abraham, es visitada por un Ángel del Señor, el cual los protege y bendice informando a su madre que en él fructificará una gran nación. Es decir el niño, su descendencia y el pueblo del que es cabeza, son consentidos por Dios. Ismael estableció un nuevo asentamiento en la Meca de acuerdo con instrucciones Divinas. La peregrinación de Agar y su hijo se convirtió luego en un ritual islámico de la Peregrinación anual a Meca de millones de musulmanes de todo el mundo. El pozo de agua dado por el Ángel para salvar al niño, aún existe y es actualmente denominado Zamzam. Abraham e Ismael construyeron más adelante la sagrada Kaaba en Meca. Algunos dicen que la prueba fehaciente de la bendición de Dios a Ismael y su descendencia es el que Dios le obsequiara a su pueblo el petróleo, aunque me atrevo a pensar dados los hechos actuales que de pronto el petróleo no es cosa de Dios sino del demonio. La cosa histórica se complica aún más cuando conocemos que Esaú el hijo estafado de Isaac por su hermano Jacob, tomó por mujer a Mahalat la hija de Ismael. En fin, el enredo es grande, pero las dos naciones son íntimamente relacionadas y bendecidas.

Ahora bien, sobre la tierra prometida, sabemos que en estas desérticas tierras tenemos varios grandes oasis, uno de ellos es lo que se ha denominado “La Media Luna Fértil”, la cual hace parte de la tierra prometida por Dios a Abraham, Isaac, Jacob, Moisés y José. Dicha zona es tierra prometida, dada sus riquezas y sus bondades para la vida. Esa tierra que luego, en tiempos de José el heredero de Moisés, los judíos se ganaron a pulso, estableciéndose con la bendición de Dios en ella, les permitió crecer y avanzar como nación hasta potenciar una de las ciudades más importantes del Mundo Antiguo: Jerusalén.

Pero no podemos olvidar el mandato de Dios al pueblo de Israel por boca de Moisés: “Este pueblo que ha vagado en el desierto debe convertirse en un pueblo de sacerdotes de Dios”, es decir les fue destinado en el mundo antiguo un porcentaje de unas de las ricas tierras, para que se convirtieran en los sacerdotes de Dios y promulgaran su sabiduría y forma de vida digna. No les fue entregada una tierra para excluir a los demás pueblos, para oprimirlos, ni mucho menos para maltratarlos. Su misión histórica, pues, esta bien definida.

En esta tierra prometida estuvieron los israelitas hasta la segunda década después de Cristo, año en el cual el Imperio de Roma luego de varias revueltas indeseables de estos optó por destruir a dicho pueblo, aniquilarlo y expulsarlo del territorio. Sobre este hecho, espiritualmente hablando, podemos decir los Cristianos, que al desconocer al Hijo de Dios, Al Santo de Dios, el pueblo de sacerdotes (Israel) cayo en desgracia con Dios dejándolos al arbitrio de los hombres y del imperio del momento.

Este pueblo del que se habla y mitifica, tuvo que vagar a partir de ese momento por todo el mundo, instalándose muchos de ellos posteriormente en Europa, hasta que en los años 30s del siglo XX, un líder alemán los culpó por las desgracias que sufría su gran Nación, desatando contra ellos una persecución desgarradora para la humanidad, provocando un holocausto de grandes dimensiones en este pueblo.

Lamentablemente los Europeos luego de la terminación de la segunda guerra mundial y de la derrota de Hitler, al conocer el holocausto Judío sintieron que era su deber “moral”, resarcir a esta sufrida gente; obviamente no creo que desinteresadamente, pues sabemos que en Europa y América del Norte siempre los judíos han sido hombre ricos y poderosos, buenos para la economía y las finanzas. Fue así como los Europeos le entregaron una de sus colonias y se aprovechó el momento en la recientemente creada Naciones Unidas para solucionarle también al pueblo palestino su situación de ser una nación sin territorio, provocándose en 1947 la resolución 181 de las Naciones Unidas, según la cual las naciones judía y Palestina tendrían territorio en la zona denominada históricamente Palestina y Jerusalén sería un territorio internacional administrado por la ONU.
Ver: http://www.cinu.org.mx/biblioteca/documentos/palestina/ares181.htm

Pues resultó claro que esta “bondad” Europea con tierras ajenas, lo que llamamos en nuestra tierra “ganar indulgencias con padrenuestros ajenos”, desató un infierno en la zona, el cual respaldado con el poder económico y militar de Israel y acrecentado con la Guerra Fría, provocó guerras sempiternas en la región.

Cabe preguntarse porque los gobiernos Europeos, si estaban tan compungidos con lo sufrido por los judíos, no le donaron una parte dentro del territorio Europeo a estos “desposeídos”, sino que tuvieron que irse a un territorio en ese momento históricamente poblado por pueblos de origen Árabe y del Islam.

Podrían algunos incautos decir que esa era la tierra prometida y que esa era la tierra que históricamente les pertenecía a los israelitas antes de que los Romanos los expulsaran hace casi 2000 años. Pero con esa misma teoría podrían muchos pueblos desplazados por los Romanos o por otros imperios de turno, solicitar su reestablecimiento, lo cual resulta totalmente ilógico, dados los múltiples siglos de por medio y lo eterno de los conflictos humanos. Además con el mismo argumento los Siux, Piel Rojas, Apaches, Mayas, Incas y su descendencia en América podrían reclamar sus antiguas propiedades usurpadas por extraños violentos. Implantar esta lógica haría imposible cualquier restitución, pues ¿quien le robo a quien la tierra? sería la pregunta interminable y sin respuesta.

Así las cosas, la actual guerra que sufrimos no obedece a otra cosa que a un error histórico de Europa, Estados Unidos y las Naciones Unidas, quienes le entregaron a los judíos una tierra ajena, implantándolos con pueblos en ese momento alejados unos de otros por un abismo cultural.

Es claro que hubiese sido mucho más sano para el mundo haber creado el territorio Judío en Europa, cercano a Estados afines, pudiendo limitar con naciones como la Suiza de tradición banquera y prestamista como lo han sido siempre los judíos. Pero claro!!! No podían cederle tierra europea, y además intuye uno, que no les convenía, pues de pronto, de lo que se trataba era de generar caos y conflicto en la tierra de Alá, para capitalizar sus intereses económicos y poder seguir controlando el mundo a través del motor financiero judío y de paso al petróleo por medio de las corporaciones multinacionales.

Pero que se puede hacer ahora? Sin lugar a dudas muchas cosas menos el genocidio y la barbarie provocada por el estado de Israel en Gaza.

Se me ocurre una propuesta sencilla, aunque no se si fácil:

Que se respete la Resolución 181 original de las Naciones Unidas, y que el estado de Israel le regale al mundo su legitimidad y el respeto por la justicia, la equidad y el derecho internacional. Conviviendo en forma pacifica y armoniosa los estados árabe y judío inicialmente diseñados para la zona.

Con ello se delegitimiza la lucha radical Islámica en contra de Israel y se deja de favorecer y fortalecer a los radicales chiítas del Islam, los cuales eran hasta hace poco una minoría casi en extinción, pero a partir de las afrentas permanentes de occidente al magnifico pueblo del Islam, los han convertido en un mayoría cada vez más preocupante.

Si dejamos los fanatismos y radicalismos permitiremos que en el Islam aflore su incalculable belleza y su invaluable doctrina para la humanidad, pudiendo conocer por fin occidente lo cercano que estamos, tan cercanos como la sangre de Ismael e Isaac o la de Jacob y Esaú.

Espero que el hombre más poderoso del mundo, que se posesiona el próximo 20 de enero no quede en deuda con la historia y propicie un acuerdo razonable, justo y digno para todos en la región de Palestina y para los ciudadanos del mundo.

JCAL